sábado, 14 de enero de 2012

La guerra social de los poderosos

Estamos como sociedad insertos dentro del más grande movimiento estudiantil que ha conocido la democracia chilena, que a pesar de que en los últimos días hemos sido testigos de las bajas "lógicas" de las tomas en distintos establecimientos educacionales, las demandas siguen tan vigentes y tan claras como en el mes de Abril, cuando unos veinte mil estudiantes se reunieron en paseo Bulnes a decir ¡Basta! Creyendo, cuando estudiantes, como cada uno de los que hemos estado en alguna institución universitaria, comprometidos con las demandas de igualdad, decían a viva voz que se construiría un movimiento estudiantil que iba a ser recordado, que iba a ser histórico en su lucha y en sus demandas. Fueron miles de estudiantes los que salieron a las calles a pedir una educación gratuita y regulada por el Estado, eliminando toda posibilidad para que grupos corporativistas sigan pretendiendo que la educación sea un medio de consumo que fomente el endeudamiento de las familias chilenas. Pero la voz del corporativismo y de la falacia se ha impregnado dentro del mismo movimiento, y que lo ha hecho tambalear en muchas ocasiones. Por medio de la construcción de discursos que tienden hacia la equidad y la igualdad, ciertos grupos pretenden dislocar un movimiento único y organizado, en pos de instaurar una deslegitimación del rol de la institucionalidad dentro de la sociedad, y a la vez imponer un sistema acéfalo, que carezca de principios y que goce de una libertad falsa que elimine la verdadera libertad de decisión de los individuos, por medio de la anulación teórica y valórica del voto popular y el derecho a la organización.

Estos grupos individualistas mal entienden el concepto de libertad, proponiendo una organización fragmentada que estanque el vital proceso de democratización de nuestra sociedad, de darle mayor equidad y de potenciar la institucionalidad vigente, para que vele por cada uno de nosotros, como participantes del complejo sistema social que algunos tratan de reducir a la mera dominación. Estos grupos minoritarios, en base a la amenaza, como es de costumbre en los grupos intolerantes, promueven el miedo y la violencia desorganizada para atacar a aquellos que en verdad sueñan y desean una educación igualitaria y estatal, así como un Chile totalmente distinto, que las nuevas generaciones no hemos podido contemplar.

Hemos sido testigos de como la derecha chilena, disfrazada bajo ropajes de caridad, amor, igualdad y justicia, se ha insertado en las organizaciones de campesinos, pobladores y ahora estudiantes, entregando su mensaje de lucha y de conciencia social, así como de una solidaridad de clase mediante la desfragmentación de sus organizaciones, eliminando el derecho de elección en los espacios sociales y promoviendo el silencio de los que quieren decir algo, insertando, así mismo, la voz de los más fuertes como aquella que representa a la mayoría, disminuyendo la conciencia a la palabra de un grupo de poderosos.

La derecha adopta ropajes de anarquismo de mercado para promover la disolución de la lucha organizada de los trabajadores, de la clase media, de los estudiantes y de la sociedad en general, promoviendo la desregularización de las bases que sostienen a la sociedad para privilegiar sus objetivos económicos, deslegitimando al Estado y a cualquier organización que busque participar de él. Se llena la boca de anticomunismo, tal como lo hace el gobierno de Sebastián Piñera y su coalición por el cambio, para desmerecer el trabajo de los dirigentes que han hecho posible que el sueño de una educación gratuita y estatal pueda ser posible para todos. El anarquismo de mercado, defendido por los hijos de la burguesía, pretende liquidar la posibilidad de los estudiantes chilenos y de sus familias de gozar del derecho de estudiar en igualdad de condiciones, en una educación de calidad y garantizada por el Estado. Hablan del pueblo y de su conciencia, promueven la guerra social y destruyen, por medio de un discurso de falsa conciencia de clase, cualquier posibilidad de organización que involucre a la mayoría.

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